Tengo un cólico nefrítico ¿qué hago?

Sin duda, una de las situaciones que generan más dolor (que se lo pregunten a quién lo ha tenido) es el cólico nefrítico. Habitualmente el dolor es tal que se suele acudir a urgencias de un hospital y en algunos casos, si el dolor no cede con el tratamiento médico o se trata de un cólico complicado, puede requerir ingreso. Aunque lo más frecuente, es que el dolor agudo ceda tras el tratamiento analgésico, se remita a casa y se complete el estudio de manera ambulatoria.

¿Cómo sé que tengo un cólico nefrítico?

El cuadro es muy característico. Es un dolor intenso, de inicio brusco, de carácter cólico (que va y viene con momentos de alivio y de repentino dolor intenso), localizado en la fosa renal (en la espalda justo debajo de las costillas) y que se irradia en las mujeres hacia la vagina y en los hombres hacia los testículos. Suele acompañarse de agitación psicomotriz (el paciente no puede permanecer quieto y es incapaz de encontrar una posición cómoda en la cama), náuseas y vómitos, taquicardia y sudoración fría. En ocasiones, la sintomatología es miccional como una infección de orina o cistitis, fundamentalmente cuando la litiasis (cálculo o «piedra» como se conoce en términos coloquiales) está impactada en el uréter distal y a punto de ser expulsada a la vejiga.

¿Cómo se trata el cólico nefrítico?

Lo primero y fundamental es calmar el dolor. El pilar  fundamental para tratar el dolor son los antinflamatorios no esteroideos. Hasta hace poco, se solía tratar el cólico con espasmolíticos (la famosa Buscapina®) pero sabemos en la actualidad que no sólo no son adecuados sino que son contraproducentes porque no calman el dolor y aumenta las náuseas y vómitos que suelen acompañar al cólico nefrítico.

La pauta habitual de tratamiento son los AINES (dexketoprofeno, diclofenaco, ketorolaco, ibuprofeno….) a los que se les suele asociar metamizol (el famoso Nolotil®) o Tramadol (un derivado opiáceo) para que haya analgesia continuada cada 4 horas. Si precisa para las náuseas o vómitos (que se agravan con los opiáceos) metoclopramida (Primperan®) u ondansetron. El calor local también ayuda a calmar el dolor.
Si a pesar de todas esas medidas el dolor no cede o aparecen síntomas de cólico complicado como la fiebre, se debe acudir a urgencias para valoración y tratamiento endovenoso con mórficos, antibióticos si se requiere o incluso ingreso hospitalario.

Una vez que ha cedido el dolor ¿qué tengo que hacer?

El paso siguiente tras ceder el cólico es estudiar el origen del mismo. Para ello es fundamental los estudio radiológicos mediante radiografía simple, ecografía y cada vez más el TAC sin contraste, que se ha convertido en el método radiológico de elección y que ha desplazado por completo a la urografía intravenosa.

Si se confirma la litiasis, su urólogo valorará en función del tamaño,  localización, sintomatología y posible composición si es factible la expulsión espontánea o requiere tratamiento mediante litotricia extracorpórea (también llamada bañera porque en los primeros aparatos se sumergía al paciente en agua para el tratamiento con ondas de choque), o tratamiento endourológicos  (uretererorenoscopia, nefrolitotomía percutánea….)

¿Y qué puedo hacer yo para facilitar la expulsión del cálculo?

Cuando el dolor está controlado y no aparecen complicaciones como infección o deterioro de la función renal, se establecen medidas para facilitar la expulsión del cálculo, como una hidratación adecuada y la utilización de antiinflamatorios (AINES) para disminuir el edema que provoca el cálculo impactado en la vía urinaria que es el responsable del dolor y que el cálculo no progrese y se expulse.
En los cálculos ureterales (el uréter es el conducto que transporta la orina desde el riñón hasta la vejiga) sobre todo los de tamaño inferior a 1 cm que se encuentran en el uréter distal se asocian fármacos alfa-bloqueantes, en especial la Tamsulosina. Estos fármacos los utilizamos habitualmente para el crecimiento benigno de la próstata o HBP, pero se ha demostrado que facilitan la expulsión de cálculos, reducen el tiempo de expulsión y los episodios cólicos.
Por tanto, no pienses que si tienes un cálculo y tu urólogo te pauta esta medicación se ha equivocado y ha cometido un error, a pesar de que en el prospecto no se recoge esta indicación. Si que tienes que saber que pueden aparecer algunos efectos adversos, fundamentalmente eyaculación retrógrada  (al tener una relación o no eyaculas o el volumen de semen es menor del habitual) y en determinados pacientes cuadros de mareos e hipotensión. Estos efectos, si aparecen, desaparecen al dejar de tomar el fármaco.

¿Cómo puedo prevenir la aparición de nuevos cálculos?

Las personas que han tenido una litiasis renal tienen mayor tendencia a tener nuevos cálculos. Hasta hace poco, y dado que la mayoría son de calcio, se recomendaba limitar la ingesta de productos lácteos, pero esta medida sabemos que no sólo no es beneficiosa sino que es contraproducente.
Las únicas medidas generales que se han demostrado que son beneficiosas son aumentar la ingesta de agua y reducir el consumo de sal y de proteínas de origen animal. En determinados pacientes, si se realiza un estudio metabólico (que incluye un análisis de sangre y de orina recogida durante todo un día) y demuestra alguna alteración, el urólogo  establecerá un tratamiento específico en función de la misma (hipercalciuria, hipocitraturia, hiperuricemia, hiperuricosuria, etc…..) con diuréticos, alcalinizantes de la orina, etc… para prevenir la formación de nuevos cálculos

¿Y cuánta agua tengo que beber?

Esta es una pregunta muy habitual. En general se recomienda como mínimo 2 litros al día en invierno y 2,5 litros en verano, pero hay una forma simple de controlar si la ingesta de agua es adecuada y es el color de la orina. Si la orina está concentrada, porque se bebe poco agua, tiene color amarillento, y sin embargo, si se ingiere suficiente agua la orina no tiene color y tiende a ser transparente. Por tanto si has tenido un cólico y quieres reducir la posibilidad de volver a tener otro, debes intentar que la orina tienda a ser transparente. Al principio esta es una medida que muchos pacientes cumplen pero que suelen abandonar con el tiempo.