¿Alguna vez te has visto en la situación de no poder conseguir y/o mantener una erección durante una relación sexual? ¿Tengo un problema o  ha sido un simple “gatillazo”? O si por lo contrario no te has visto en esa situación, ¿piensas que nunca te va a ocurrir?

La incapacidad de conseguir y/o mantener una erección suficiente que te permita una relación sexual satisfactoria, no se considera disfunción eréctil, a no ser, que sea repetida y mantenida en el tiempo. Esto es lo más importante, ya que en muchas ocasiones acudís a consulta o solicitáis ayuda cuando realmente no teneis ningún problema.

La influencia que determinados arquetipos artificiales, como por ejemplo el cine porno e informaciones y modelos no reales tienen sobre la sociedad explica que, con frecuencia, situaciones fisiológicas se interpreten erróneamente como patológicas. Así y sirva como ejemplo, se piensa que uno debe ser capaz de poder mantener una segunda relación tras una previa satisfactoria sin ningún problema o que el pene debe permanecer rígido tras eyacular.

¿Es frecuente la disfunción eréctil?

Los problemas de erección son muy frecuentes y aunque  pueden aparecer a cualquier edad, su incidencia aumenta con la edad, pasando del 5 % en los varones de 40 años al 15 – 25 % a los 65 años. Sin embargo, no debemos considerar la disfunción eréctil como una situación inevitable del envejecimiento.

¿Es necesario hacer estudios radiológicos a los pacientes con impotencia?

En la mayoría de los casos no es necesario. En la actualidad, con la aparición de fármacos orales eficaces, se ha cambiado el abordaje diagnóstico y terapéutico de la disfunción eréctil. Excepto en la impotencia que tiene un origen endocrino, por niveles bajos de testosterona, o en los pacientes jóvenes con un traumatismo en la zona perineal, en el resto el primer paso del tratamiento son los fármacos orales. Por ello la mayoría de los pacientes no necesitan pruebas diagnósticas específicas y pueden iniciar un tratamiento oral y evaluar la respuesta al mismo. En último término lo importante en la disfunción eréctil no es conocer su origen, sino que el paciente pueda conseguir relaciones sexuales que sean satisfactorias tanto para él como para su pareja.

¿La disfunción eréctil tiene un origen psicológico?

Clásicamente así se pensaba, pero sabemos en la actualidad que en la mayoría de las personas tiene un origen orgánico. Lo cierto es,  que aunque el origen sea orgánico, secundariamente se le suman factores psicológicos,  como el estrés, la ansiedad, la culpa, la depresión, una baja autoestima y el temor al fracaso,  que pueden agravar y perpetuar la disfunción eréctil.

¿Las personas con disfunción eréctil tienen un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares?

La disfunción eréctil comparte factores de riesgo comunes con las enfermedades cardiovasculares, como por ejemplo, falta de ejercicio, obesidad, tabaquismo, hipercolesterolemia, diabetes, etc., por lo que la disfunción eréctil puede ser la primera manifestación de enfermedad cardiovascular no conocida. Al fin y al cabo la erección es un fenómeno neurovascular con un control hormonal, y debe considerarse un síntoma más que una enfermedad. Además, la modificación de determinados hábitos y factores de riesgo cardiovascular son importantes no sólo para tratar la impotencia sino la salud general de la persona. Dejar de fumar, reducir el consumo de alcohol y grasas, y aumentar el ejercicio físico son factores que por sí solos pueden mejorar la erección pero sobretodo evitar el deterioro futuro.

¿Cúal es el tratamiento de la disfunción eréctil?

En primer lugar, como se ha comentado antes, identificar aquellos factores modificables que se asocian a disfunción eréctil. Suspender el hábito tabáquico, disminuir el consumo de alcohol y grasas, aumentar el ejercicio físico e identificar y sustituir si es posible los medicamentos que pueden provocar o agravar la disfunción eréctil. Esto es fundamental ya que además de mejorar la función eréctil, las modificaciones de determinados hábitos de vida inadecuados pueden beneficiar a la salud cardiovascular y general de las personas. En segundo lugar, identificar aquellos casos poco frecuentes que pueden curarse con un tratamiento específico como son los casos de disfunción eréctil de origen psicógeno, los casos de origen traumático en personas jóvenes y los de causa hormonal. Sin embargo en la mayoría de los ocasiones el tratamiento se establece en función de la eficacia, coste y preferencias de la persona, y suele iniciarse con un tratamiento oral o con pastillas.

¿Con que fármacos orales se trata la disfunción eréctil?

Los medicamentos orales en el tratamiento de la disfunción eréctil son conocidos con el nombre de inhibidores de la fosfodiesterasa-5, y son fármacos vasodilatadores, es decir, actúan aumentando la cantidad de sangre que llega al pene facilitando así la erección. Para el correcto funcionamiento de estos fármacos se precisa de la existencia de un estímulo sexual ya que sí solos no son capaces de provocar una erección. En el mercado están disponibles 4 principios activos, sildenafilo, vardenafilo, tadalafilo y avanafilo. La eficacia clínica de los 4 es muy parecida y se diferencian fundamentalmente en su vida media, es decir, la duración e inmediatez del efecto. En general se debe iniciar el tratamiento con dosis bajas y aumentar hasta encontrar la dosis eficaz.

¿Los enfermos del corazón no deben tomar estos fármacos?

Los inhibidores de la 5 fosfodiesterasa sólo están contraindicados en los personas que toman nitratos, que son unos medicamentos que se utilizan, bien en pastillas o sobretodo parches, para tratar la angina de pecho o el infarto. Si la persona no está utilizando estos fármacos y está en una situación estable de su enfermedad coronaria no hay ningún problema porque tomen inhibidores de la 5 fosfodiesterasa. Los estudios clínicos y la experiencia han demostrado la seguridad de estos fármacos y que no hay relación entre su toma y una mayor incidencia de infarto o enfermedad coronaria.

¿Son seguros los fármacos que se venden por internet?

En general no y se debe evitar su consumo, ya que no siguen los controles estrictos de seguridad y se desconoce la cantidad de principio activo  que llevan y la procedencia del mismo. Debe desconfiar del “mercado negro” que ha surgido alrededor de los problemas de erección que intenta aprovechar la gran demanda de estos fármacos y el costo de los mismos.

¿Si las pastillas no son efectivas existen otros tratamientos?

Las alternativas al fracaso del tratamiento oral son fundamentalmente dos. La primera son las inyecciones intracavernosas, que consiste en inyectar en el pene una sustancia vasodilatadora para producir una erección. Muchas personas la rechazan de entrada por el temor que les genera pincharse en el pene. En general es bien tolerada, poco molesta (se utiliza una aguja muy fina como la que utilizan los diabéticos para pincharse insulina) y si se utiliza de forma adecuada bastante efectiva. Requiere un mínimo entrenamiento en la consulta para que el paciente o su pareja aprenda a cómo realizarla y ajustar la dosis, para que haya una erección suficiente para permitir la relación y que no se exceda en el tiempo. Esta es su complicación más importante, que la erección se prolongue en el tiempo o priapismo, y el paciente debe saber que si el pene se mantiene totalmente rígido durante más de 4 horas debe acudir rápidamente para pincharle el antídoto (fenilefrina) porque una erección mantenida tanto tiempo genera daño en el pene. También se puede aplicar la misma sustancia (alprostadilo) por vía intrauretral y está a punto de ser comercializada la vía tópica. Si los fármacos orales o la inyección intracavernosa no son efectivos queda un último recurso la prótesis de pene.

¿Qué tipo de prótesis de pene hay?

Existen dos tipos de prótesis: maleables o semirrígidas e inflables o hidráulicas (de dos o tres piezas). Las maleables proporciona un pene constantemente rígido, que es uno de los inconvenientes de estas prótesis, pero es mucha más barata y no tiene el riesgo de fallos mecánicos, una de las complicaciones principales, junto con la infección,  del implante de prótesis de pene. Las prótesis hidráulicas permiten que el pene esté en flacidez cuando no está activa, pero son mucho más caras y tienen mayor riesgo de complicaciones.