Una de las imágenes de mi infancia fue ver a mi padre postrado en la cama desde muy joven, con poco más de 40 años, conectado casi todo el día a una bomba de oxigeno porque con un mínimo esfuerzo se ahogaba, con ingresos continuados en el hospital y con una vida muy limitada hasta que murió a los 63 años. No sólo vivió menos, mucho menos de lo que debería haber vivido, pero además y lo que es más importante, ¿cómo los vivió?

Nadie en la actualidad cuestiona los efectos nocivos que el tabaco tiene sobre la salud. Los fumadores tienen un 50 % de posibilidades de morir prematuramente por un trastorno derivado del consumo de tabaco, y viven menos, de media entre  7 – 10 años, y lo que es más relevante, con un deterioro importante en su calidad de vida.

Dentro de mi especialidad, el tabaco se relaciona con un mayor riesgo de determinados tumores y con problemas de erección y fertilidad. Especial es la relación del tabaco con el cáncer de vejiga, ya que es el responsable del 80 % de estos tumores y en la actualidad, el cuarto cáncer más común en el varón y el tumor urológico más frecuente detrás del de próstata. El cáncer de vejiga se manifiesta en el cuerpo humano a través de alteraciones al orinar ya sea con dolor al orinar, hacerlo de forma exageradamente frecuente o con sangre en la orina.

Otra patología frecuente con la que se asocia el tabaco es con la impotencia o disfunción eréctil.

Dejar de fumar es fundamental en estos pacientes, ya que si lo hacen en muchos casos hay mejoría espontánea, se evita que la enfermedad progrese y se agrave y que se  pierda la respuesta al tratamiento. Un dato curioso a cerca de la motivación para dejar de fumar es que  es más fácil que un individuo deje de fumar utilizando argumentos en el sentido de mejorar su potencia sexual que para prevenir la aparición de un cáncer o de un infarto de corazón o una enfermedad pulmonar (¡¡que sencillos somos los hombres¡¡).

En cualquier caso nunca es tarde para dejar de fumar. Las personas que dejan de fumar, sin importar la edad, presentan un menor riesgo de morir por enfermedades asociadas con el tabaco que quienes continúan fumando. Incluso las personas a las que se les ha diagnosticado un tumor, dejar de fumar mejora su estado general, toleran mejor la cirugía, quimioterapia y otros tratamientos y se reduce el riesgo de que el tumor progrese, recidive  o aparezca un segundo tumor.

Por todo ello no te lo pienses: DEJA DE FUMAR Y CUANTO ANTES MEJOR.